Tras tres temporadas siempre con la soga al cuello, HRT se ve abocada al anunciado cierre
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Thesan intentó salvarla, Luis Pérez Sala puso orden interno, pero era demasiado tarde
HRT, el sueño del equipo español de F1, es cosa ya del pasado. Tras tres años tumultuosos, de cambios y zozobras, el proyecto ha naufragado justo cuando la nave, maltrecha, parecía haber comenzado a encarrilar su rumbo tras haber puesto orden en casa.
“Era imposible seguir adelante. Cuando decidimos hacernos cargo del equipo nos prometieron unas ayudas que no han llegado”, ha dicho Luis Pérez Sala, ‘team principal’ de HRT desde que se inició esta temporada.
Quizás en otros momentos de bonanza económica las cosas podrían haber salido de otra manera, pero en estos tiempos de crisis y recortes ni la administración ni la sociedad civil en general parecen dispuestas a apoyar. Sólo KH7 lo hizo de forma decidida, empujada por la visión de Josep Maria Lloreda, que ha sabido sacar fruto de su patrocinio en la F1 para abrir mercados para sus productos en China e India.
Era un final casi anunciado para un tema que empezó mal, impulsado por Adrián Campos y la empresa de gestión deportiva Meta, que acabó saliéndose del tema y quedó en manos de José Ramón Carabantes, empresario del ladrillo, que con más ilusión que otra cosa pudo conseguir que el equipo debutara mientras Adrián Campos quedaba al margen.
La entrada de Thesan Capital a mediados de 2011 poco pudo hacer. Había que remodelar el equipo y tener un coche para 2012. Lo primero sólo pudo acometerse una vez finalizada la temporada, oficializando a Luis Pérez Sala al frente del team y propiciando la salida de Colin Kolles, sin cuyo concurso –hay que reconocerlo– el equipo no habría llegado a debutar. Y cada año ha habido apuros para llegar al inicio de temporada.
Thesan enderezó el rumbo, pero las peticiones de ayuda o inversión financiera iban recibiendo un ‘no’ tras otro. La posibles venta a un grupo de empresarios chinos, entre otros, también naufragó. El propio Bernie Ecclestone, que tanto empeño puso en que el equipo viera la luz, cerró el grifo y prefirió perder un equipo y ayudar de alguna forma a otros ‘teams’ que están en dificultades.
La tesitura de 2013 era todo o nada. Quizás se hubiera podido continuar sin la perspectiva de un cambio total de reglamento en 2014. Ello exigía no sólo el coste de hacer correr los coches en 2013 sino un importante desembolso el próximo año para estar listos en 2014. Todo ello, como quien dice, a fondo poco más o menos que perdido. Hasta primeros de diciembre el equipo valía poco: la superlicencia y unos coches que permitían participar, pero sin otros activos. Al no inscribirse en el Mundial, el valor cayó prácticamente a cero. El final estaba cantado.